martes, 26 de marzo de 2013

El calorcito en el corazón...

  El calorcito en el corazón , viene...nos visita y de pronto se ausenta alguna temporada, se hace el remolón, se va de viaje, experimenta otros planos , deja paso a mamá mente, quien está mucho mas cotizada en los tiempos que corren y eso que habitamos en el imperio de la sinrazón. Y si se digna a volver lo interpretamos como un signo de debilidad, hemos caído en la garra del sentimiento, ese que viene a jodernos haciéndonos despiadadamente vulnerables de cara a los demás, me refiero a los dueños de nuestras vidas, esas personas dispuestas a devorarnos llegado el caso, pero a las que atendemos por encima del calorcito del corazón. Cuando eramos  niños vivíamos con calorcito constante en el corazón y eso molaba, era señal de un infinito de posibilidades de juego y aventuras, si mamá venia a reprimirnos ( ya que mamá era la mente de la casa) era chungo ya que se perdía la diversión que surgía de esa manera tan espontánea y bueno...ni que decir tiene que en cuanto mama se daba la vuelta volvíamos a las andadas, teníamos una gama elevada de juegos que nos ponían a cien, y nos encendían la estufita cordial.

  Ahora cuando sales a la guerra en el día a día es mucho mas difícil encender esos motores, temes ser herido. Ahora es cuando estimas y anhelas esa vuelta a la infancia, donde jugabas y a base de caídas y golpes aprendías a curar heridas, que no dolían tanto porque eran mas superficiales, porque no conocías el alcance de las mismas,o simplemente la ilusión te hacia levantarte una y otra vez y volver y volver a jugar.

  Estimo mucho esos tiempos de libertad y cada vez que puedo (y puedo muchas mas veces de las que soy consciente) vuelvo a encender el corazón aguantando el pinchazo en el estómago, porque eso es vida, eso es pureza y si bien es cierto que el calorcito en el corazón es interrumpido una y otra vez por la soberana mamá mente, ya me encargaré yo  de limpiar los cristales del espejo mental para que dejen paso a la verdad suprema del  corazón con sus bondades.