domingo, 6 de abril de 2014

La ensoñación.

 Despierta con pinzas en los ojos, semidormida o semidespierta... así estoy hoy. Este estado de cansino letargo que no ha impedido ni limitado el disfrute de un día magnífico, me lleva a afirmar que estar semidormida es poco provechoso y despertarse a medias es como respirar a tiempo parcial. Así la presencia, la necesaria presencia sin límitaciones y sin fisuras, el aquí y ahora absolutos están reñidos con este tonto estado intermedio de anestesiada en el que me encuentro. Toda la noche atendiendo cuestiones varias salvo la importante misiòn de dormir. Acumulo días de insomnio, estoy preparada para no dormir o dormir a medias?, si algo urgente e inemplazable debe ser atendido, puede que así sea. Pero prefiero soñar con los angelitos, después de contar borreguitos, la verdad.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Volar con alas propias.


A través de la puerta de mi habitación el cristal, a través del cristal la ventana y por la ventana un inmenso azul y al atravesarlo visualmente un barco que al ser cruzado da paso al horizonte. La observación de esa secuencia ha evocado en mí, el deseo de volar y la percepción de que vuelo. Planeando podría llegar lejos, realmente se podría volar sin rumbo, disfrutando de múltiples piruetas y desplazamientos en lateral, jugando con el viento y dejándose tocar por él. Si algo puedo percibir de este experimento es la sensación de libertad y la libertad misma....bienvenida sea esta experiencia.



jueves, 6 de marzo de 2014

Pero sólo una palabra tuya bastará para sanarme.

 
 
 
En aquel día y aquel sitio, y tal como siempre sucedía, se mostraba todo. Allí estaban la bondad, la calma, la empatía, la compasión, el deseo, así como los miedos, la pérdida, el trauma, los desequilibrios y las esperanzas. Hubiera sido normal cuestionarse cual era la magia de aquel sitio y qué propiciaba aquel encuentro de tantas cosas, pero se prefirió aceptar lo que sucedía, en vez de cuestionar el motivo, la percepción trasciende a nuestros esquemas mentales sobre las cosas. Para que  aquella confluencia se revelara, era necesario realizar un viaje a través del lugar. El sitio tenía múltiples dependencias y era de complejo acceso, ya que para llegar a la parte subterránea se requería bajar múltiples escalones y resultaba que bajar era más fácil que subir, tal como algunas veces sucede ; pero ella siempre se aventuraba a recorrer en toda su extensión el lugar, porque sabía que había sido visitado por místicos y almas excelsas y que todas habían obtenido recompensa en el intento. Habían narrado otros, que alguna vez encontraron en esa casa, una serpiente que intentaba ascender a las habitaciones superiores, incluso a la azotéa, pero ella interpretaba que no se tartaría de ningún tipo de serpiente venenosa, sino más bien de una guía en aquella expedición. Cuando no sin esfuerzo llegó al subterráneo, le pareció un lugar bastante desordenado, en su interior se disponían una pluralidad de espejos locos, que transformaban, como los de las ferias, todas sus percepciones en el instante de la reflexión o proyección de lo que veía, y lamentablemente, ella se veía en ellos como una persona cobarde, pese a los riesgos tomados para entrar en la casa y llegar al fondo, o veía escenas amplificadas relativas a los suyos, en uno se veía limitada por todo y todos y en general no le gustaba lo que veía y ese sitio terminaba siendo desolador, ello le provocaba incluso un agudo dolor de estómago que terminaba en diarréas casi contínuas. Así juró y perjuró que volvería las veces que hiciera falta, para ordenar aquel subterráneo y se hizo el propósito de limpiar los cristales empañados de aquellos espejos. Narró esta experiencias y propósitos a una persona que estaba cuando regresó arriba, porque esta persona tenía una virtud entre otras, y pese a que, a lo mejor ella no era digna de que entrara en aquella casa, sólo una palabra suya bastaba para sanarla.

viernes, 24 de enero de 2014

El jardín encantado.

 Entró en él, divisó a su alrededor y para su sorpresa, todo lo que había eran objetos que previamente había visto, nada memorable y nada a destacar. No pensaba que tal visión de ese sitio, del que tanto le habían hablado, le provocara tal decepción. En realidad en su mente se habían creado demasiadas expectativas, que en ese día que había intuido mágico, no se habían visto colmadas. Fue de una lado para el otro recorriendo con su mirada, los distintos árboles, las distintas flores y piedras que jalonaban el camino, mientras apesadumbrada, se quejaba de su suerte. Tanto tiempo empleado en encontrar el jardín encantado, horas empleadas en buscarlo en mapas, docenas de libros recopilados sobre el lugar, emociones intensas antes de su hallazgo...y nada o poca cosa ante sus ojos, un lugar común, como tantos otros. Así que, una vez recorrido de cabo a rabo, decidió abandonar el lugar. Efectivamente, no podía negar que fuera un vergel, un sitio con derroche de plantas variadas y especies florales interesantes... Pero , donde estaba la magia en todo aquello? Qué podría contar a los demás de lo experimentado? Había recorrido seis mil kilómetros para ver un jardín y en ese incesante diálogo mental, y con abatimiento, cayó desplomada en un banco, en la ladera de un montículo que quedaba delante de sí. Entonces entró en una especie de ensoñamiento desacostumbrado, y de repente, sin preverlo, sintió una emoción intensa en su corazón y una especie de ventisca repentina en forma de remolino agitó su cabello. Parecía mentira, pero tras unos instantes en su interior, en calma, un ruido de agua fluyendo sobrevino y entonces vislumbró una hermosa fuente, y como si estuviera siendo empujada por el viento en forma de espiral, se acercó y para su sorpresa encontró el objeto de su deseo, aquello que la había impulsado a viajar a las lejanas tierras de la Bretaña. Sí, se trataba de la Fuente de la Eterna juventud y ella la había encontrado. Experimentó entonces toda la dicha que cabía en su corazón y en tal estado de plenitud, se dirigió a la fuente y bebió de su agua. A partir de entonces, cuenta la leyenda que su vida no volvió nunca a ser la misma y que cuando anhelaba algo con mucha fuerza, dejó de buscarlo en el exterior, mirando poderosamente a su yo profundo y retornando una y otra vez al jardín encantado.