martes, 29 de octubre de 2013

Delfines


Hoy podría intentar hablar de muchas cosas, hay emociones en mi interior que se entrecruzan, como ocurre en el interior de todos. Evidentemente si impera lo emocional, la razón no estaría en su mejor momento. Por eso y constatado que no estoy en uno de esos días de gracia, elijo voluntariamente hablar de unos seres que me resultan alucinantes, los delfines. Y es que hoy me gustaría ser uno de ellos , me gusta el hecho de que se desplacen de forma grupal, hay cierta sintonía o coherencia o mejor dicho, coordinación en sus movimientos que dotan a éstos de infinita dulzura y suavidad, se nota que siguen una dirección común en un bonito sentido de lo colectivo. Quizás seria una característica esta de la que los humanos podríamos aprender, a andar todos en una dirección común si ello redunda en beneficio de la colectividad, desconozco si los delfines tienen ego, pero me parece que es un defecto mas bien freudiano, que inventó eso del yo y el super yo, o mas bien se miraría en su propio espejo ( a juzgar que solo hablaba de sexo y del tema este del ego, tan manío ) en fin que me gusta que los delfines suelan nadar en la misma dirección , fluyendo con las corrientes marítimas, en sintonía con el medio que habitan. Sin embargo, en ese camino hacia su lugar, otra cosa que me encanta es  observar como se detienen a jugar con la quilla del barco, siguiendo su orientación y haciendo lo que tienen que hacer, sin embargo se direccionan a un barco con la intención de jugar, lo que me hace pensar que disfrutan del camino y de la compañía de los otros. Tampoco podría llegar a afirmar que descarten todo tipo de competición entre ellos, ya que sin duda los hay que se pavonean para captar la atención de sus ávidos avistadores, sin embargo, unos  saltan después que los otros, o todos a la vez, como si cada uno tuviera su lugar y los otros respetaran su momento estelar. Hay sitio para todos, como en el universo, un universo con espacio a compartir. Además me encanta que sean azules, algunos dicen que el azul es el color de la divinidad, y debe serlo en la medida que resultan seres tan profundamente relajantes y espirituales, tienen una piel tersa y brillante que invita a tocarlos, y a deslizarse con ellos en un inmenso azul. Su sonido es bastante peculiar, ya que vibran en una frecuencia que me resulta onírica, me gusta imaginar el diálogo entre ellos, que en todo caso y siempre los lleva a sontreir, otra cualidad que quizás debiaramos imitar, tratar de dar a los demás nuestra sonrisa, siempre que esta sea sincera y no el camuflaje de una puñalada por asestar. En definitiva estas y otras razones me llevan a adorar a estas criaturas, pero si tuviera que destacar una cualidad que me produce una admiración mayor, es la sensación de ligereZa o fluidez que les otorga el medio acúatico y su versatilidad y flexibilidad, ya que sin ser peces, son capaces de nadar , flotar y disfrutar del medio, tramitiendo una felicidad asombross y elevando la vibración de aquellos que entran en conexión  con estas mágicas criaturas.